INTRODUCCION
En este tema les presentaremos algunos puntos acerca de la prehistoria y
parte de los cambios que ha venido teniendo nuestra vida en general con el
pasar del tiempo. Les presentaremos parte de los subtemas de cada hecho
histórico que provoco cambios muy importantes en nuestro Hera. Lo importante de
conocer acerca de los cambios relevantes de nuestra historia es para saber como
el hombre ha venido evolucionando.
En este tema que es la prehistoria universal conoceremos los cambios
drásticos que nos conllevan a un mundo del cual aprenderemos los pasajes, que
nuestros antepasados vivieron como cambio, transformación que solo el tiempo
pudo llevar a cabo. Los conocimientos del hombre primitivo fue uno de los
impulsos que lo llevarían a comprender el
entorno en el cual vivía, descubriendo diferentes tipos de herramientas así que
el impacto que lo provoco a cambiar tan drástica mente fue por el bien de su
existencia esto lo llevo a transformarse en diferentes etapa según era su
evolución del cual en este tema les presentaremos para que conozcamos de
principio la vida del hombre primitivo hasta el hombre evolutivo de nuestra era
así conoceremos todos los tiempos que nos llevaron hasta nuestra época actual.
I como supuesta mente descendemos del mono (homo sapien), u hombre primitivo.
DESARROLLO
PREHISTORIA
La Prehistoria
(del latín pre: ‘antes de’, y
del griego ιστορία: ‘historia’) es, según la definición clásica, el período de
tiempo transcurrido desde la aparición de los primeros homínidos, antecesores del Homo sapiens sapiens, hasta la invención de la escritura, hace más de 5000 años (aproximadamente en
el 3300 a. C.). Según otros autores, la Prehistoria terminaría antes, con la
aparición de las sociedades complejas
que dieron lugar a las primeras civilizaciones y estados.
Es importante señalar que según las nuevas interpretaciones de la
ciencia histórica, la prehistoria es un término carente de real significancia
en el sentido que fue entendido por generaciones. Si se considera a la Historia, tomando la definición de Marc
Bloch, todo es Historia existiendo el ser humano, y
la Prehistoria podría, forzadamente, solo entenderse como el estudio de la vida
antes de la aparición del primer homínido en la tierra. Desde el punto de vista
cronológico, sus límites están lejos de ser claros, pues ni la aparición del
ser humano ni la invención de la escritura tienen lugar al mismo tiempo en
todas las zonas del planeta.
Por otra parte, hay quienes defienden una definición de esta fase o, al
menos, su separación de la Historia
Antigua, en virtud de criterios
económicos y sociales en lugar de cronológicos, pues éstos son más particulariza
dores (es decir, más ideográficos) y aquellos, más generalizadores y por tanto,
más susceptibles de proporcionar una visión científica.
En ese sentido, el fin de la Prehistoria y el inicio de la Historia lo
marcaría una estructuración creciente de la sociedad que provocaría una
modificación sustancial del hábitat, su aglomeración en ciudades, una socialización avanzada, su
jerarquización, la aparición de estructuras administrativas, de la moneda y el incremento de los intercambios
comerciales de larga distancia. Así, no sería muy correcto estudiar dentro del
ámbito de la Prehistoria sociedades de carácter totalmente urbano como los incas o mexicas en América, los ghana o zimbabue en África y los jemer en el sudeste asiático, que solamente son
identificados con este período por la ausencia de textos escritos que de ellos
tenemos[] (los mayas han entrado hace muy poco plenamente en la
Historia al haberse descifrado sus glifos, que tienen valor fonético, por lo que
forman un verdadero lenguaje).
PREISTORA
HISTORIA Y ARQUEOLOGIA
Desde el punto de vista más tradicional, se considera que la Prehistoria
es una especialidad científica que estudia, por medio de la excavación, los
datos de este periodo de la Historia que ha precedido a la invención de la
escritura y en el que los restos arqueológicos son nuestra principal fuente de
información. El resto viene de disciplinas auxiliares como la etnografía, la Paleo antropología, la física
nuclear (para efectuar
dataciones absolutas), el análisis por espectrómetro de masas de componentes líticos, cerámicos o
metálicos, la geomorfología, la edafología, la taxonomía, la traza logia (para las huellas de uso), la paleontología, la paleobotánica, la estadística
no paramétrica, la topografía y el dibujo
técnico, entre otras muchas
ciencias y técnicas. De manera que hay un gran número de personas que
consideran a la Prehistoria como una especialidad dentro de la Historia, pero
mucho más tecnificada y pluridisciplinaria.
La metodología de base para la obtención de datos en la Prehistoria es,
obviamente, la Arqueología, por lo que hasta hace muy poco Prehistoria y Arqueología eran
confundidas constantemente. En los ámbitos académicos de la Europa continental la Prehistoria es una especialidad de la Historia,
siendo habitual que haya departamentos de Prehistoria dentro de las facultades
de Historia y también es normal que la financiación de las investigaciones
corra a cargo de instituciones de orientación humanística o la propia
administración estatal. En cambio, en América y las Islas Británicas la
Prehistoria está siendo supeditada a la Arqueología (Arqueología prockesual), la cual, a su vez, suele verse como una
especialidad de la Antropología, cuyo alcance, en cualquier caso, no se
limita a las fases preliterarias de la Historia, sino a cualquier periodo
pretérito, aunque sea muy reciente. Además, la organización de los
departamentos de Arqueología anglosajones suele ser diferente al asociarse a
menudo a las Ciencias Naturales, incluyendo laboratorios propios y sistemas de
financiación ligados a organismos enfocados a tales ciencias (en Estados
Unidos, por ejemplo, la National Science Foundation y en Gran Bretaña el Natural Environment Research Council) o fundaciones más
relacionadas con el sector privado. Los últimos estudios de la Prehistoria, en
las culturas contemporáneas de los pueblos históricos, cuyos textos nos dan una
información adicional sobre estos grupos ágrafos, y según otras, aquellas
sociedades en proceso de formación de un estado, pero que no tienen escritura.
Estas definiciones son bastante limitadas, siendo la primera escasamente útil
fuera del ámbito europeo. Así, debido a la complejidad del concepto, éste es
poco usado y las culturas protohistóricas suelen incluirse tanto en el estudio
de la Prehistoria como en los primeros momentos de la Historia antigua.
PREHISTORIA EN ÁFRICA
África es la cuna de la humanidad y es en la actualidad el continente en
el que más poblaciones siguen utilizando tecnologías prehistóricas. Resulta
fácil concluir que la prehistoria de África es la más larga y compleja de todo
el globo. Pero esto no siempre fue visto así, ya que durante el siglo XIX y
hasta mediados del XX se adjudicaba a Asia nuestro origen. Esta teoría era la
consecuencia de que los fósiles de homínidos
más antiguos con los que se contaba entonces procedían de allí: el Hombre de Java y el de Pekín. Tal visión cambió radicalmente con los trabajos realizados en el
África austral y oriental, y publicados a partir de los años cincuenta del
siglo XX, que remontaron la antigüedad de los fósiles africanos (de Australopitecos y Homo) a cuatro millones de años atrás.
ÁFRICA SUBSAHARIANA
En el África subsahariana nacieron y evolucionaron buena parte de las
especies de homínidos antepasados nuestros. De allí salió Homo
erg áster para colonizar Asia y
Europa, Homo antecesor hacia la Península ibérica y, finalmente, Homo
sapiens para dominar todo el
mundo. Posteriormente, el corazón del continente vio como florecieron
importantes culturas que fueron decayendo, unas por su propia dinámica interna
y, otras por la continua sangría provocada por la explotación colonial y/o
esclavista iniciada en tiempos de los cartagineses, y perpetuada por los romanos, los árabes y los europeos (estos últimos a partir de la
Edad
Moderna).
PALEOLÍTICO DEL ÁFRICA SUBSAHARIANA
En África subsahariana
para el Paleolítico suele utilizarse la periodización anglosajona, aunque ésta obvia toda
la fase de desarrollo correspondiente al género Australopitecos:
ESA (Early Stone Age o Edad de la Piedra temprana) se refiere
al periodo comprendido desde la aparición del primer miembro del género Homo, hace más de dos millones y medio de años, hasta hace unos 200 000. Se
divide en dos etapas: olduvayense y achelense.
La industria olduvayense
es la más antigua del mundo. Aunque recibe su nombre del yacimiento epónimo de Olduvai, en Tanzania, los hallazgos más antiguos aparecen más al norte, en Etiopía, concretamente en la cuenca del río Omo, donde la investigadora
francesa Hélène Roche ha datado herramientas talladas en el arroyo de Kada Gona (Afar), por medio del potasio
y argón, en 2,6 millones de años de antigüedad. La olduvayense es una industria
compuesta, fundamentalmente, por cantos tallados y lascas. Se atribuye normalmente al Homo
habilis o al Homo
rudolfensis, aunque según ciertos investigadores las
especies más inteligentes de Australopithecus
(por ejemplo el Australopithecus garhi) también pudieron elaborar herramientas, lo cual plantea numerosas
controversias.
La industria achelense
apareció hace 1,5 millones de años, al parecer ligada a una nueva especie
humana, probablemente Homo
ergaster,[7] aunque existe un cierto hiato evolutivo en cuanto a los fósiles de este
periodo. El Achelense africano, sin duda el originario, se caracteriza por el
empleo del bifaz, el hendidor, el canto tallado, la raedera, los denticulados y una serie de técnicas y métodos de talla relativamente avanzados (método
Levallois y sus variantes africanas, que son muchas
más que las europeas).
Edad de Piedra
intermedia), es el periodo que va desde hace 200 000
años hasta hace 30 000. Se desarrollaron industrias muy parecidas entre ellas,
para las que se han establecido numerosas variantes regionales basadas, sobre
todo, en la influencia de la materia prima local, que parece condicionar la tecnología y la tipología
lítica.
En el África oriental y austral (Pietersburg y Bambata) destaca el Stillbayense, que se extiende por el sur de África hasta Rhodesia y la zona oriental. Se caracteriza por las raederas, las puntas
triangulares, las puntas foliáceas bifaciales y las
lascas laminares. Otra industria propia de las llanuras de Sudáfrica es el Fauresmithiense, que tiene un fuerte componente Levallois y piezas de tradición
achelense (bifaces, hendidores...), pero de pequeño tamaño. Las industrias de África
central son más arcaicas, como el Sangoense, que parece un Achelense tardío. Es difícil atribuir grupos humanos a
cada una de esas industrias; quizás las más arcaicas correspondan a Homo rhodesiensis y
las más evolucionadas a los primeros Homo
sapiens (tal vez a Homo sapiens idaltu u otra subespecie, cuyos restos se documentan en los yacimientos de Border Cave y Klaisies River Mouth, Sudáfrica, y en Herto, Etiopía).
Edad de Piedra tardía) es el último
periodo del Paleolítico del África subsahariana. Las industrias típicas del África oriental son núcleos discoides,
piezas foliáceas bifaciales y microlitos geométricos. En África central tenemos el Lupembiense, cuyos artefactos más característicos son unos espesos picos foliáceos
finamente retocados. En el sur de
África encontramos la cultura aparentemente más sofisticada, el Wiltoniense, de características micro líticas y laminares que fue extendiéndose
hacia el norte y perduró hasta épocas históricas, incorporando numerosas
innovaciones (llegando incluso, a neolitizarse parcialmente). Por último, en el
Sahel hay industrias emparentadas con el periodo anterior y con rasgos
protoneolíticos, como ocurre con el Gumbiense
de Etiopía (un pueblo de pastores nómadas que conocían la cerámica). En muchos
de estos lugares tales tecnologías se mantuvieron sin apenas evolución hasta la
expansión
bantú o hasta la colonización
europea (por ejemplo, la cultura Gwisho).
EDAD DE LOS METALES EN EL ÁFRICA SUBSAHARIANA
La metalurgia en la región subsahariana no pasó por las clásicas fases del Viejo
Mundo (cobre, bronce e hierro), apareciendo sólo evidencias de fundición
del hierro y en unas fechas muy tempranas respecto a Europa. Hasta mediados de
los años setenta del siglo XX se relacionaba la expansión lingüística del grupo
bantú por África central y austral (a partir del
siglo V a.C. y a costa de, sobre todo, las lenguas
joisanas) con la del metal. Pero
los datos arqueológicos posteriores han desmentido este modelo de tradición
colonialista. Así, las dataciones más antiguas relacionadas con artefactos
férreos se sitúan hacia el 1800 a.C. en lo que actualmente es el desierto de Níger. Sobre el 1300 a.C. para algunos puntos de
África oriental, el 900 a.C. en el área del Congo y el 500 a.C. en Zambia y Zimbabue. la fundación en Tombuctú de la primera universidad islámica del
África subsahariana (en el año 1323) y el nacimiento del imperio de Mali en el siglo
XIV, del imperio
Songhai en los siglos XV y XVI, y el reino Luba (siglo XVI), con influencias musulmanas y fuertes sincretismos. Por su parte, el imperio Mono motapa, que floreció entre los siglos XI y XV, vivía de los contactos comerciales con
los musulmanes y otros pueblos del Índico.
NOROESTE DE ÁFRICA
El África mediterránea tuvo, durante la Edad de Piedra, una
periodización equivalente a la europea, Paleolítico y Neolítico. Después, la influencia de la civilización
egipcia y la llegada de colonizadores fenicios aceleraron el ritmo evolutivo
respecto a Europa.
EDAD DE PIEDRA EN EL NORTE DE ÁFRICA
El Paleolítico
inferior y medio están bien representados desde fechas muy remotas. Así, hay numerosas
evidencias del Olduvayense y del Achelense (más en el Magreb que en la zona del Nilo), pudiéndose añadir a las
industrias líticas diversos tipos de restos humanos (la mandíbula de Ternifine, en Argelia, que podría ser atribuida a Homo
heidelbergensis o el cráneo de Jebel Irhoud, en Marruecos, de aspecto neandertaloide). Durante este periodo existe similitud entre los grupos norteafricanos
y los de Europa occidental.
La cultura iberomaurisiense es también exclusiva del norte de África, especialmente de las costas
magrebíes. Su prolongada cronología se solapa con el Ateriense y parece abarcar
el equivalente a todo el Paleolítico
superior europeo, apreciándose en él una clara
evolución. Se trata de un complejo cultural con industria ósea bien desarrollada y una industria lítica a base de hojas. Con el tiempo tendió a la microlitización, primero laminar y luego geométrica, atestiguándose un temprano empleo
de la técnica
del golpe de microburil. En cuanto a los restos
humanos, destacan los de Mechta el Arbi (Argelia), de tipo cromañoide.
La cultura
capsiense es otro grupo cultural de origen claramente
magrebí. Sus comienzos se sitúan hacia
el 8000
a. C., dentro del Epipaleolítico local. Destaca por la abundancia de materiales, entre los cuales se
encuentran útiles laminares y microlíticos (los hay foliáceos de bella
factura), junto a las características botellas fabricadas en huevos de avestruz
y los abundantes concheros. La caza, la recolección y el marisqueo debieron ser
las fuentes principales de sustento. Hacia el quinto milenio se convirtieron en semisedentarios, adoptando la ganadería
(complementada con una agricultura muy rudimentaria) y utilizando la cerámica.
Por todo ello, en esta fase final se habla de un Neolítico de tradición capsiense.
EL METAL Y LA ENTRADA EN LA HISTORIA DEL NORTE DE
ÁFRICA
El Nilo: La eclosión de la civilización egipcia se inicia ya en el IV milenio a. C. con el surgimiento de numerosas ciudades, los primeros jeroglíficos y la aparición de dos grandes estados (el Alto y el Bajo
Egipto) en el periodo llamado Protodinástico. Estos estados acabaron siendo unificados por el primer faraón, el rey Narmer, aproximadamente en el 3150
a. C. De este modo, la zona oriental de África
entra muy tempranamente en la Historia y, además, se convierte en un foco de
irradiación cultural que no sólo afectará al Mediterráneo, sino también a gran
parte del continente africano.
PREHISTORIA EN ORIENTE PRÓXIMO
En nuestro ámbito se suelen usar indistintamente las expresiones
"Oriente Medio" y "Oriente Próximo" para designar a la región
del Oriente más próxima a Europa, que es sinónimo de Asia sudoccidental. En cualquier caso, desde el
punto de vista histórico, el Oriente próximo es lo que se denomina una zona nuclear, la cual irradió
continuas innovaciones y cambios que influyeron decisivamente en el desarrollo
tecnológico y social de toda Eurasia.
EL PALEOLÍTICO EN ORIENTE PRÓXIMO
Paleolítico
inferior: la presencia del ser humano en la zona está
documentada en Dmanisi (Georgia), con la aparición de unos restos denominados Homo georgicus, relacionados con Homo erectus
y Homo ergaster. Datados en
1.850.000-1.600.000 años de antigüedad, aparecieron acompañados de una cultura
material muy tosca, de tradición olduvayense.
Los primeros bifaces se encontraron en Ubeidiya (Israel), junto a restos
humanos muy antiguos. El Achelense típico de la zona comprendería desde hace algo más de 800.000 años
hasta unos 150.000 años atrás.
Paleolítico medio: es muy similar al de toda la cuenca
mediterránea, ocupada en aquella época por los neandertales, de tradición musteriense. El yacimiento de Mugharet
et-Tabun (Israel), ofrece una secuencia casi completa de este período:
las industrias más antiguas son del Achelense final, seguidas de niveles con típicas industrias musterienses y, ya en los superiores, piezas laminares auriñaciense
Los fósiles humanos conocidos en la base de la secuencia temporal poseen rasgos casi idénticos a los primeros Homo sapiens que aparecen en la MSA africana, con una antigüedad probada entre 100.000 y 90.000 años. En cambio, los (Neandertales clásicos) son, cronológicamente posteriores, datados a partir de 60.000 años. Todo parece indicar que los seres humanos modernos llegaron a Oriente Medio desde África antes de que los neandertales llegasen desde Europa, y que se encontraron allí, donde, posiblemente, convivieron durante miles de años.
Paleolítico
superior: parecen diferenciarse dos complejos
tecnológico/estilísticos paralelos, ambos con microlitos. Por un lado, estaría el Ahmariense,
que se caracteriza por una tecnología laminar formada por piezas de dorso y cuchillos, aunque el fósil director es
la punta de base retocada o punta de
El-Wad. Por otro, distinguiríamos el Auriñaciense levantino, procedente de Europa oriental y que se
caracteriza por grandes lascas y gruesas hojas que servirían de soporte para
raspadores, buriles y hojas con retoque escamoso; destacarían además las hojitas de Dufour y la industria
ósea.
EL MESOLÍTICO EN ORIENTE PRÓXIMO
Comenzó al finalizar la última glaciación. La caza y la recolección siguieron siendo básicas para la
supervivencia humana (se inventaron el arco y las flechas), pero, en algunas
regiones, los nómadas se fueron transformando en semisedentarios, la caza se
especializó en unas pocas especies, intensificándose, y la recolección se
convirtió en forrajeo organizado. Así surgieron los grupos mesolíticos más significativos de la región: los natufienses, que vivían en pequeños poblados, asociados a silos, y poseían diversas herramientas para
cosechar y elaborar cereales panificables.
EL NEOLÍTICO EN ORIENTE PRÓXIMO
El
Creciente Fértil.
Datado hacia el 8000 a. C. en la región denominada Creciente
Fértil, es decir, Mesopotamia (hoy en día Irak) y Canaán (actualmente Siria, Israel y Palestina). Allí se domesticaron algunas de las especies de animales básicas para
dar lugar a los inicios de la ganadería y se comenzaron a cultivar ciertas plantas sin las cuales no
entenderíamos la agricultura.
EDAD DE LOS METALES EN ORIENTE PRÓXIMO
Aunque en el Próximo Oriente el desarrollo de la metalurgia del bronce coincidió con la aparición de documentos
escritos y el nacimiento de las primeras civilizaciones (dejando sin sentido
que tratemos la Edad de los Metales como una etapa prehistórica global), la fase calcolítica sigue siendo todavía
prehistórica.
EDAD DEL COBRE EN ORIENTE PRÓXIMO
El Calcolítico o Eneolítico es la Edad
del Cobre (en griego cobre se
dice «kalkós»). El cobre comenzó a ser utilizado durante el Neolítico
en forma de objetos martillados a partir de pepitas de metal nativo. Las
primeras evidencias corresponden a la cueva de Shanidar (montes Zagros, Irak), donde se hallaron colgantes hechos
con cuentas de cobre en niveles correspondientes al 9500 a.C., o sea, del
Neolítico inicial. Empezó a ser fundido
en el sur de Anatolia y el Kurdistán durante el VI milenio a. C. para realizar
punzones, agujas y adornos, mientras se seguían utilizando las mismas
herramientas líticas (o de otros materiales) del Neolítico, ya que los
artefactos metálicos eran menos eficaces que los de sílex u obsidiana.
Desde el 5000 a.C. en Ugarit (Siria) y desde el 4500 en Palestina y Biblos (Líbano) comenzaron a manufacturarse
pequeñas cantidades de objetos metálicos que en el caso de Biblos no sólo
fueron de cobre sino también de oro y plata.
A pesar de que los fósiles directores de esta fase son los objetos de cobre fundido, la metalurgia no es la
principal innovación asociada con este período. Complejos procesos como la
intensificación de la producción, la especialización artesanal o la
estratificación social provocaron una serie de fenómenos que desembocaron en la
aparición de las primeras sociedades
complejas o pre-estatales,
que se transformaron durante el Bronce antiguo en estados.
PREHISTORIA EN AMÉRICA
La teoría más aceptada es que el poblamiento humano de América se
produjo desde Siberia a través del estrecho de Bering. Algunos datos apuntan a un poblamiento muy temprano, al menos desde hace unos 50.000 años. Otros
creen, en cambio, que sólo hay pruebas para afirmar que los seres humanos llegaron hace unos 14.000 años o poco más. En cualquier caso, el
aislamiento de América respecto a otros continentes fue casi absoluto (aunque
se sabe que hubo varias migraciones a lo largo de la Prehistoria), lo que
justifica que no se emplee la periodización tradicional, sino otra específica
adecuada a la realidad arqueológica de este continente. En 1958, los arqueólogos Gordon Willey y Philip
Phillips propusieron las siguientes etapas:
PERIODO LÍTICO O PALEOINDIO
Podría equipararse al Paleolítico
Superior europeo, comprende desde la llegada de los primeros
americanos (con una fecha variable, según el paradigma teórico defendido) hasta
el comienzo del Holoceno.
Dentro de este periodo hay dos fases:
Fase de cazadores-recolectores indiferenciados: caracterizado por una industria
lítica arcaizante (cantos tallados, lascas
musteroides, bifaces...); los restos son muy escasos pero pueden ponerse
ejemplos datados por encima de los 30 000 años de antigüedad en todo el
continente, desde Topper (en Estados Unidos) hasta Pedra Furada (en Brasil), pasando por Tlapacoya (en México) o Monte Verde II (en Chile).
Fase de las Puntas de proyectil: Estaríamos ante una cultura de tecnología lítica muy avanzada y con
una economía basada en la caza de piezas de mediano y gran tamaño. Aparece hace
unos 13 000 años y se caracteriza por diversos tipos de puntas de lanza
foliáceas finamente elaboradas, las más famosas son las de la cultura
Clovis (Nuevo México), aunque, por supuesto, hay muchas más. A destacar, por situación
geográfica, la Cueva
Fell (en Tierra del Fuego, Chile), cuyas puntas, llamadas de (cola
de pescado), se datan en el 7000
a. C.
PERIODO ARCAICO
Arcaico Temprano
Hacia el VIII milenio a. C., a finales de la última glaciación, los antiguos
americanos comienzan a experimentar con el cultivo de plantas y la cría de
animales, iniciando un largo proceso hacia las primeras poblaciones
sedentarias. Esta transición fue más en el centro- noroeste del Perú y en el sur de México (las dos zonas nucleares fundamentales de América). También aparecen los primeros poblados
estables y numerosas culturas que viven de la explotación intensiva de recursos
oceánicos, cuyos restos más típicos son los concheros, grandes montones de
desperdicios de conchas de moluscos. Progresivamente, las comunidades van
dependiendo más y más del producto de la agricultura, la ganadería y de la
pesca.
Arcaico Tardío
La sedentarización se sigue de un proceso de jerarquización de las
comunidades, apareciendo hacia el IV
milenio a. C. las
primeras jefaturas extra-familiares que se van consolidando lentamente en
autoridades políticas permanentes de pueblos que forman grandes
rutas de intercambio económico por medio del conocimiento de la astronomía y
los ciclos agrícolas.
Concretamente en los Andes sobresale la cultura de Caral (Perú), con una fecha inicial superior al 2600
a. C.
Sería el equivalente a la Protohistoria europea, pero más dilatada; inmediatamente
después de esta fase aparecen las primeras formas de escritura y las grandes
civilizaciones clásicas como la de los Mayas o los Moche. Evidentemente, destaca por novedades como
la agricultura, la ganadería, la cerámica... Entre los 4000
a. C. y el comienzo de
nuestra era. También se produce la aparición de las primeras sociedades
jerarquizadas con formas de gobierno relativamente complejas; de hecho, hay
grandes civilizaciones como la de los Olmecas en Mesoamérica y la Cultura Chavín en Sudamérica, que llegan a dominar extensos territorios y a construir importantes
centros urbanos en torno a santuarios dedicados al Dios Jaguar. Otras culturas
reseñables son las de los Anasazi y sus similares (Arizona), así como los constructores de Montículos de Norteamérica.
EL UMBRAL DE LA HISTORIA AMERICANA
En América, la utilización de cobre
nativo se remonta hacia el 900
a. C.; poco después comienza
una metalurgia auténtica, basada en cobre y, sobre todo, oro y plata. El bronce no aparece
hasta poco antes del año 900. El hierro
no se conoció hasta la llegada de los europeos. Arriba se explica que durante
las fases finales de los olmecas, al comenzar nuestra era, nació la escritura
en Mesoamérica: estaríamos, pues, entrando ya en la Historia. Esto se corrobora
con el hallazgo reciente de ciertos objetos extraídos de zonas donde tuvieron
lugar asentamientos olmecas (Tabasco y Veracruz, México) cuya datación mediante
el carbono 14 sitúa su origen alrededor del año 900
a. C. Estos elementos
presentan glifos que, por sus características, han permitido suponer que el
sistema de símbolos empleados fue la base de la escritura maya, que alcanzó su
mayor perfeccionamiento entre el 200 y el 900 d. C.
Europa, durante toda su Prehistoria, fue tributaria en buena parte de
las tradiciones culturales de África y Oriente Próximo. Si exceptuamos la
cultura Musteriense y quizá la Auriñaciense, así como el desarrollo del arte paleolítico, el megalitismo, el vaso campaniforme o la cerámica cordada, buena parte de la evolución registrada
durante esta fase son resultado de importaciones foráneas. Sólo el desarrollo
de la cultura clásica grecorromana (ya histórica) puso a Europa a la altura de
las grandes civilizaciones de otros continentes.
EDAD DE PIEDRA EUROPEA
La Edad de la piedra europea sigue dividiéndose en tres etapas,
siguiendo las propuestas de John
Lubbock, que en 1865 separó el Paleolítico y el Neolítico. A
éstas se unió posteriormente el Mesolítico/Epipaleolítico, gracias al
descubrimiento del Tardenoisiense por Gabriel de Mortillet,
realizado entre 1885 y 1897. La definición de las tres edades de la
piedra fue precisada y enriquecida por las propuestas de Henri
Breuil en 1932. Desde entonces, aunque se hayan revisado
las referencias y muchos conceptos erróneos, esta división apenas ha sufrido
alteraciones relevantes.
El Paleolítico
es el periodo más antiguo y largo de la historia europea, comenzando hace
aproximadamente un millón de años con la llegada de los primeros humanos: Homo ergaster u Homo antecessor.
Posteriormente aparecieron otros tipos característicos del continente: Homo heidelbergensis y Homo neanderthalensis. Homo sapiens sapiens llegó desde África hace unos 50.000 años. Paralelos a la evolución humana
se produjeron cambios culturales: durante el Paleolítico
inferior la cultura dominante en Europa fue el Achelense y en el Paleolítico
medio encontramos el Musteriense, propio del hombre
de Neandertal, aunque quizá el Châtelperroniense sea un epígono de este tipo humano. Con la llegada del hombre moderno, se sucedieron el Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense. Otros elementos importantes para comprender el Paleolítico son las continuas oscilaciones climáticas denominadas glaciaciones, el predominio de una economía de caza-recolección y el desarrollo del arte a partir de la llegada del Homo
sapiens.
El Epipaleolítico/Mesolítico
se refiere al periodo que transcurre desde el final del último
periodo glacial (hace unos 12 000 años) hasta el comienzo del Neolítico (hace unos 5000 años). Actualmente se discrimina entre grupos
epipaleolíticos (aquellos que mantienen el modo de vida
propio del Paleolítico, sin cambios sustanciales, como ocurre con el Aziliense, por ejemplo) y grupos
mesolíticos (aquellos que muestran una tendencia propia
a evolucionar hacia la sedentarización y otros rasgos propios de lo que luego
será el Neolítico, como podría ser el caso del Tardenoisiense).
EL
NEOLÍTICO EN EUROPA
El Neolítico
llegó a Europa en el sexto milenio a.C., procedente del Oriente próximo y a través de la Península
balcánica y la cuenca Mediterránea, aunque hay
constancia ya en el VII milenio a. C. de cronoculturas protoneolíticas en los Balcanes: se trata de pueblos
acerámicos, con una agricultura rudimentaria e itinerante, con ganadería y
numerosas pervivencias mesolíticas (caza, pesca y recolección, hábitats en
cuevas, sin hachas pulimentadas, etc.). Aunque los primeros poblados
sedentarios son muy pequeños, pronto se desarrollaron yacimientos como Sesklo o Nea Nikomedia, ambos
sobre elevaciones del terreno, con murallas y bastiones y, en su interior,
construcciones rectangulares con un vestíbulo de acceso, en las cuales se han
hallado cerámicas pintadas y figurillas femeninas.
En el Mediterráneo occidental se cree que
hubo una fase precerámica fundamentalmente ganadera y relacionada con hábitats
en cueva, previa a la aparición de unos grupos de carácter agrícola y ganadero
identificados tradicionalmente por un elemento característico, la cerámica cardial.
Estas típicas cerámicas decoradas con impresiones de conchas de berberecho (Cardiidae) aparecen tanto en la
orilla africana como en la europea del Mediterráneo, desde Dalmacia a la Península
ibérica (verde claro en el mapa).
La neolitización penetró hacia el centro de Europa durante el quinto
milenio a.C. y a través del Danubio; su fósil director es la llamada cerámica de bandas
(pardo claro en el mapa), cuya influencia se extendió desde lo que hoy es Hungría hasta los actuales Países Bajos. La cerámica de bandas está decorada en frisos superpuestos con motivos
diversos, destacando los meandros, las volutas y las formas angulosas. Los
grupos que la utilizaban habitaban en poblados fortificados, algunos de gran
tamaño (hasta 40 hectáreas).
.
Hacia el 4000 a. C. casi toda Europa estaba neolitizada. Por esas fechas empezaron a
aparecer en varias regiones atlánticas (desde Portugal a Dinamarca) y de manera más o menos simultánea, unas estructuras colosales de
carácter mayoritariamente funerario (pero no únicamente), englobadas en un
fenómeno denominado megalitismo. Este nuevo fenómeno cultural sobrepasó el ámbito neolítico, perdurando
durante el Calcolítico y la Edad del Bronce, hasta el 1500 a. C.. Hacia los momentos finales se llegaron a construir algunos de los
monumentos más impresionantes (como las últimas fases de Stonehenge).
Los monumentos megalíticos han sido interpretados como centros
simbólicos y/o rituales de las poblaciones de su entorno, de las cuales se
conocen muy pocos datos: algunas cabañas dispersas de madera o piedra,
acumulaciones de sílex, fosas y hogares, son las evidencias halladas. La excepción la
constituye el interesante poblado de Skara Brae, en las islas Orcadas (Escocia). También se han encontrado en el norte y noroeste de Europa ciertos
recintos delimitados por fosos sucesivos, terraplenes y empalizadas,
denominados campos atrincherados,
que funcionarían, posiblemente, como espacios rituales complementarios de los
megalitos.
Los monumentos
megalíticos son construcciones formadas por grandes
piedras de hasta varias toneladas de peso. Se podrían diferenciar cinco clases
de monumentos:
EDAD DE LOS METALES EN EUROPA
La introducción del cobre en el resto de Europa está asociada a la
extensión de dos grandes fenómenos, claramente diferenciados pero
contemporáneos y, que a veces, se solapan entre sí: el vaso
campaniforme y la cerámica
cordada.
El complejo del vaso campaniforme fue un fenómeno que afectó a prácticamente
toda la Europa prehistórica (salvo las zonas el este y los Balcanes), pero de
un modo desigual y manteniendo una gran diversidad. Supuso la expansión de la
metalurgia del cobre a las áreas marginales que no conocían todavía este metal.
El objeto más característico de este horizonte son los vasos de cerámica de forma acampanada, con decoración incisa o
impresa cuyos motivos varían en función de las peculiaridades regionales.
Edad del Bronce en Europa
El bronce es una aleación de cobre y estaño que tiene
las ventajas de que se funde a una temperatura más baja y es mucho más
resistente. Fue conseguido en el Oriente próximo a finales del IV
milenio a. C. y penetró
en Europa a través de una extensa red de vías comerciales que recorrían todo el
continente, comunicando la península ibérica o el mar del Norte con las
civilizaciones orientales, ya plenamente históricas.
Bronce Antiguo en Europa
Entre los años 1800 a. C. y 1500 a. C., aproximadamente, coincidiendo con la plenitud del mundo minoico, Europa comenzó a participar en las redes comerciales creadas por la
demanda de materias primas por parte de las civilizaciones del Próximo Oriente
y del Egeo. El ámbar del Báltico, el cobre del bajo Danubio y Huelva, el estaño de Cornualles y Galicia, el oro de Irlanda, los metales preciosos de Andalucía y el azabache de Gran
Bretaña, eran intercambiados
por armas y herramientas de bronce, ornamentos de oro y plata, o perlas
egipcias de fayenza azul. Entre las culturas arqueológicas de este periodo destacarían la de Unetice, la de los túmulos armoricanos y la de Wessex.
Bronce Medio en Europa
Armas típicas del Bronce Medio de la Cultura de los Túmulos: espada de
lengüeta, punta de lanza tubular y hacha de talón.
El Bronce Medio
transcurrió, más o menos, entre el 1500
a. C. y el 1200
a. C., lo que significa que
coincide con el apogeo de la civilización micénica. Destaca en Centroeuropa la cultura de los Túmulos, un complejo que derivó de Unetice, con
poblados no muy grandes, de viviendas de madera, edificados sobre colinas de fácil defensa y protegidos por murallas y
fosos. Los enterramientos eran
tumulares (de ahí su denominación), con túmulos
más monumentales que en la etapa anterior, a menudo se agrupaban en grandes necrópolis y la incineración fue cada vez más habitual. En el área de la
península itálica se desarrollaron la cultura de las Terramaras y la cultura Apenínica, ambas de fuerte influencia balcánica, así como la cultura Sícula, más cercana al mundo
micénico, que ya había colonizado las Islas
Eolias en esa fase.
Una de las novedades más notables respecto al Bronce antiguo es la
aparición de auténticas espadas con largas hojas y sistemas de enmangue más efectivos que los remaches:
empuñaduras de lengüeta cuyos mangos son, a veces, ricamente decorados con
materiales perecederos (cuero, hueso y maderas de diversos tonos, que, pueden
tener incrustaciones de oro y ámbar) que, afortunadamente, se han conservado en
algunos ejemplares de la zona nórdica. Asimismo aparecen puntas de lanza tubulares y hachas de talón.
El Bronce final (aproximadamente 1250 a. C.-725 a. C.) viene determinado por la aparición y expansión de los campos de urnas por
casi todo el continente. El cambio en el proceso funerario no se produjo de
repente ni fue uniforme, detectándose los primeros indicios de transición en Alta Baviera (Alemania) poco antes del 1200 a.C.[27] Este cambio ha sido relacionada a lo largo del tiempo con pueblos de
invasores indoeuropeos, a los que algunos arqueólogos incluso les han adjudicado la autoría de
todas las convulsiones que se produjeron contemporáneamente en el Mediterráneo
oriental (caída de Micenas, de los Hititas, ataques de los pueblos del mar a Egipto, destrucción de Ugarit, etc.). Actualmente
pocos investigadores sostienen que los grupos de los campos de urnas fueran un
ente cultural homogéneo; la opinión generalizada es que se trató simplemente de
una moda que se expandió por Europa debido a préstamos culturales o, en ciertos
casos, a movimientos limitados de pueblos. De hecho, en algunas regiones el
cambio en el comportamiento funerario fue el único que se produjo, detectándose
una clara continuidad con las estrategias económicas y sociales anteriores. El
hecho de que el germen de esta nueva moda ocupe el mismo espacio geográfico que
la cultura
de los túmulos (del Bronce Medio) y que la de Unetice (del Bronce Inicial), parece confirmar que realmente existe continuidad
cultural. Por otro lado, el territorio ocupado por los campos de urnas no es
unitario, al estar formado por un conglomerado de culturas locales con
particularidades regionales específicas. Algunas áreas europeas (sur de la
península Ibérica, litoral atlántico y Escandinavia) quedaron al margen.
TUMBA DE LA CULTURA DE LOS CAMPOS DE URNAS
El rito funerario de la cremación,
aunque minoritario, ya era practicado en Europa y en esta fase se generalizó:
tras su incineración, las cenizas del cadáver eran depositadas en una urna cineraria y enterrada en un
pequeño foso, junto a otras tumbas, constituyendo así, las extensas necrópolis
que dan nombre a estos grupos. Estas urnas
solían ser vasos de cerámica de forma bicónica, tapados con un cuenco, aunque
podían tener formas diversas (a veces, incluso réplicas en miniatura de casitas
de cerámica). En ocasiones, no se usaba urna. Los ajuares eran pobres en
comparación con periodos anteriores y posteriores; sólo en los siglos IX y VIII a. C. reaparecieron las tumbas principescas con ricos ajuares y complejas
estructuras que las distinguían de las demás.
Los poblados son
muy similares a los del Bronce medio, pero con defensas reforzadas con
terraplenes, empalizadas y recintos amurallados de tapial y madera; además las
puertas adquirieron forma de embudo y se protegían con torreones. En el
interior, casas rectangulares de adobe con tejados de madera y paja. Suele
haber numerosos silos y molinos de vaivén, evidenciando la importancia creciente de la agricultura
frente al pastoreo, aunque éste sigue siendo fundamental, a juzgar por la
abundancia de restos de ganado bovino, ovino, porcino y equino. Se siguió
comerciando con el ámbar y la sal.
EDAD DEL HIERRO EN EUROPA
Se llama Edad del Hierro al período en que se desarrolló la metalurgia
del hierro, metal más duro que la aleación de bronce y uno de los elementos más
abundantes de nuestro planeta. Los primeros artefactos de hierro fundido datan
del III milenio a.C. y fueron hallados en Anatolia. A Europa comenzaron a
llegar a partir del 1200 a. C., durante el Bronce Final.
A pesar de que los minerales de hierro son muy abundantes, su siderurgia requiere una tecnología compleja y diferente
a la de otros metales conocidos por entonces (refinado, fundido, forjado y
templado), lo que obstaculizó su difusión: durante muchos siglos el hierro fue
más un objeto de prestigio que una materia prima utilizada en herramientas de
uso habitual, por lo que el bronce no fue desbancado rápidamente. El hierro no
se generalizó en Europa hasta, aproximadamente, el año 800
a. C. y en la mayor parte del
continente esta fase finalizaría con la romanización. Excepto en el norte de Alemania y en Escandinavia, donde persistió representada en las
culturas de Jastorf y vikinga, respectivamente (los vikingos hasta
alrededor del año 1000 de nuestra era).
La cultura de Hallstatt (800-450 a. C.) o Primera Edad del Hierro en Europa Central, Francia y los Balcanes, es considerada heredera de los campos de urnas. Esta sociedad estaba dirigida por unas aristocracias guerreras reflejadas claramente en la riqueza de sus tumbas: algunas, por su contenido y su estructura, resultan claramente principescas, con ricos ajuares depositados en grandes cámaras mortuorias de madera. En éstas, el rito funerario predominante fue el de la inhumación bajo túmulo, que se fue imponiendo paulatinamente sobre la incineración, aunque ésta siguió siendo habitual en las zonas periféricas (donde suele hablarse de campos de urnas tardíos). Al principio el uso del hierro era minoritario, pero a partir del siglo VII a. C. se fue generalizando. Estos grupos mantenían contactos comerciales con el Mediterráneo y con las estepas del este europeo, haciendo, posiblemente, de intermediarios en el comercio del ámbar y el estaño con el mundo mediterráneo.
La cultura
de La Tène (450
a. C. hasta la conquista
romana) o Segunda Edad del Hierro
en Centroeuropa, Francia, norte de España e Islas británicas. El hierro se
había generalizado y la economía diversificado, naciendo lo que se ha
denominado cultura céltica. Los asentamientos estaban fortificados y la complejidad
de algunos de ellos es propia de centros proto urbanos (que los romanos
denominaban oppidum), con una estratificación social bien diferenciada, cuya cúspide ocupaba
la nobleza guerrera. Estos aristócratas gustaban de ser inhumados en grandes
tumbas con ajuares muy ostentosos que incluyen carros de guerra, adornos,
joyas, armas y grandes vasos de cerámica importados de Grecia y Etruria. La tumba de la princesa de Vix es el
mejor ejemplo.
La península Ibérica durante la Edad del
Hierro
La relación de los tartesios (en la Primera Edad del Hierro) y de los íberos (en la segunda) con fenicios y helenos actuó
de catalizador en el desarrollo de sus respectivas sociedades, que podrían
incluirse ya dentro de la Protohistoria.
La denominada cultura castreña se
desarrolló en el noroeste peninsular. Durante mucho tiempo se pensó que estos
grupos culturales eran célticos,
pero ahora se cree que los aportes hallstátticos son menores que los atlánticos
e, incluso, que los mediterráneos. Su característica distintiva es la presencia
de poblados fortificados, situados en lugares altos, con varios cinturones de
muralla concéntricos y, en el interior, numerosas casas de piedra circulares,
sin organización urbanística (son los llamados castros). Desarrollaron una cerámica propia que comparte ciertos paralelismos
con las alfarerías meseteñas); potenciaron la metalurgia del bronce en
detrimento de la del hierro; y presentan diversas manifestaciones escultóricas,
como los guerreros lusitanos y las casas ceremoniales formadas con portadas
laboriosamente esculpidas denominadas piedras
formosas, en las citânias
portuguesas (se esculpían en edificios cuadrangulares con función religiosa
controvertida: quizás lugares de culto a los muertos, baños purificadores u
hornos para la incineración de cadáveres). La economía era agropecuaria, pero tenían un
gran peso la recolección de frutos silvestres, la pesca y el marisqueo. La
cultura castreña galaico-portuguesa tuvo una larga pervivencia durante el
proceso de romanización peninsular, siendo una de las zonas que más se resistieron y que mejor
mantuvieron sus tradiciones.
El interior de la Península ha sido
considerado tradicionalmente como un territorio de influencia céltica. Sin
embargo, hoy se sabe que la Meseta Central mantuvo, desde el primer momento,
una fuerte tradición local y nunca llegó a desarrollarse un horizonte de campos
de urnas, aunque es imposible negar la influencia célticaDestacan tres grandes
grupos culturales previos al mundo celtibérico (protohistórico o pre-romano):
El primero de ellos es la llamada Facies Soto de Medinilla, asentada en
el Duero medio y que mezclaba aspectos intrusivos de gentes foráneas con otros
locales. Se trata de una cultura agrícola (basada en el cultivo del trigo) que, a pesar de su cronología (siglo VIII a. C.-siglo V a. C.) apenas pudo conocer el hierro.
Algo más tardía es la cultura de
los Castros de Soria y Guadalajara (siglos VI y V a. C.), que en este caso es de carácter pastoril y con hábitats fuertemente
defendidos, lo que nos indica tiempos de crisis. El hierro comenzó a ser más
abundante en esta época, posiblemente porque se descubrieron minas en el Moncayo. Las necrópolis de campos de urnas halladas en el oriente meseteño tienen tumbas de
guerreros con un abrumador repertorio de armas de influencia hallstática, a las
que se han incorporado elementos de la tradición local. Destacan las cachas de
hueso, los pomos con antenas atrofiadas o en forma de T, y fastuosas vainas adornadas con discos, todo ello con
incrustaciones y nielados de plata con complejos motivos decorativos. Sin duda,
al margen de su utilidad bélica, se trataba de objetos que exhibían el rango
social de sus portadores.
Por último destacaría Cogotas-II (siglos V a III a. C.), que se ha asociado a una economía pastoril y agrícola extendida por
toda la Meseta. Son característicos sus castros fuertemente protegidos por
sistemas defensivos hasta entonces desconocidos: murallas ciclópeas en varios
recintos sucesivos cada vez más inaccesibles; puertas con entradas desviadas
para exponer a los posibles atacantes a los arqueros; grandes extensiones de
piedras hincadas para repeler los ataques de la caballería. Los castros de Las Cogotas, Las Merchanas o Sanchorreja
son excelentes ejemplos. Los elementos materiales de no parecen enlazar con la
tradición de Soto de Medinilla,
excepto en pequeños detalles (sobre todo en los excelentes objetos metálicos de
prestigio), aunque en el castro de La
Mota en Medina del Campo, es posible establece una continuidad estratigráfica entre la facies del Soto de Medinilla y el
horizonte de Cogotas II. A menudo, el horizonte de Cogotas II se asocia al pueblo de los
vetones y suele recibir el nombre de cultura
de los Verracos.
EVOLUCIÓN
HUMANA
La evolución humana (u hominización) explica el proceso de evolución biológica de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual.
El estudio de dicho proceso requiere un análisis interdisciplinar en el que se
aúnen conocimientos procedentes de ciencias como la genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología y la lingüística.
El término humano, en el
contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo. Sin
embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc. Los científicos han estimado que las
líneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancés se separaron hace
entre 5 y 7 millones de años. A partir de esta separación la estirpe humana
siguió ramificándose originando nuevas especies, todas extintas actualmente a
excepción del Homo sapiens.
ETAPAS EN LA EVOLUCIÓN HUMANA
Los pre-australopitecinos
Los primeros posibles homínidos bípedos (homínidos) son Sahelanthropus
tchadiensis (con una
antigüedad de 6 ó 7 millones de años), Orrorin tugenensis (unos 6 millones de años) y Ardipithecus (entre 5,5 y 4,5 millones de años). Los fósiles de estos homínidos son
escasos y fragmentarios y no hay acuerdo general sobre si eran totalmente
bípedos. No obstante, tras el descubrimiento del esqueleto casi completo
apodado Ardi, se han podido resolver algunas dudas al
respecto; así, la forma de la parte superior de la pelvis indica que era bípedo y que caminaba con la
espalda recta, pero la forma del pie, con el dedo gordo dirigido hacia adentro (como en las manos)
en vez de ser paralelo a los demás, indica que debía caminar apoyándose sobre
la parte externa de los pies y que no podía recorrer grandes distancias.
Los
australopitecinos
Reconstrucción de Australopithecus
afarensis.
Los primeros homínidos de los que se tiene la seguridad de que fueron
completamente bípedos son los miembros del género Australopitecos, de los que se han conservado esqueletos muy completos
(como el de la famosa Lucy).
Este tipo de homínido prosperó en las sabanas arboladas del este de África entre 4 y 2,5 millones de años atrás con
notable éxito ecológico, como lo demuestra la radiación que experimentó, con al
menos cinco especies diferentes esparcidas desde Etiopía y el Chad hasta Sudáfrica.
Su desaparición se ha atribuido a la crisis climática que se
inició hace unos 2,8 millones de años y que condujo a una desertificación de la
sabana con la consiguiente expansión de los ecosistemas abiertos, esteparios.
Como resultado de esta presión evolutiva, algunos Australopitecos se especializaron en la explotación de productos
vegetales duros y de escaso valor nutritivo, desarrollando un impresionante
aparato masticador, originando al Paranthropus; otros Australopitecos
se hicieron paulatinamente más carnívoros, originando a los primeros Homo.
LOS PRIMEROS HOMO
No se sabe con certeza qué especie originó los primeros miembros del
género Homo; se han propuesto a
A.
africanus, A.
afarensis y A. garhi, pero no hay un acuerdo general. También se
ha sugerido que Kenyanthropus platyops pudo ser el antepasado de los primeros Homo.
Clásicamente se consideran como
perteneciente al género Homo
los homínidos capaces de elaborar herramientas de piedra. No obstante, esta
visión ha sido puesta en duda en los últimos años; por ejemplo, se ha sugerido
que Australopitecos ghari, hace
2,5 millones de años fue capaz de fabricar herramientas.
Esta es sin duda la etapa más confusa y compleja de la evolución humana.
El sucesor cronológico de los citados Homo rudolfensis y Homo habilis es Homo ergaster, cuyos fósiles más antiguos datan de hace
aproximadamente 1,8 millones de años, y su volumen craneal oscila entre 850 y
880 cm³.
Morfológicamente es muy similar a Homo erectus y en ocasiones se alude a él como Homo erectus africano. Se supone que fue el primero de nuestros
antepasados en abandonar África; se han hallado fósiles asimilables a H. ergaster (o tal vez a Homo habilis) en Dmanisi (Georgia), datados en 1,8 millones de años de
antigüedad y que se han denominado Homo georgicus que prueban la temprana salida de África de nuestros antepasados
remotos.
Esta primera migración humana
condujo a la diferenciación de dos linajes descendientes de Homo ergaster: Homo erectus en Extremo
Oriente (China, Java) y Homo antecessor/Homo cepranensis en Europa (España, Italia). Por su parte, los miembros de H. ergaster que permanecieron en
África inventaron un modo nuevo de tallar la piedra, más elaborado, denominado Achelense o Modo 2 (hace 1,6 ó 1,7 millones de años).
Se ha especulado que los clanes poseedores de la nueva tecnología habrían
ocupado los entornos más favorables desplazando a los tecnológicamente menos
avanzados, que se vieron obligados a emigrar. Ciertamente sorprende el hecho
que H. antecesor y H. erectus siguieran utilizando el
primitivo Modo 1 (Olduvayense), cientos de miles de años después del descubrimiento del Achelense.
Una explicación alternativa es que la migración se produjera antes de la
aparición del Achelense.
NUEVOS ORÍGENES EN ÁFRICA
La fase final de la evolución de la especie humana está presidida por
tres especies humanas inteligentes, que durante un largo periodo convivieron y
compitieron por los mismos recursos. Se trata del Hombre de Neanderthal (Homo neanderthalensis), la especie del homínido de Denisova y el hombre moderno (Homo sapiens). Son en realidad historias paralelas que, en un momento determinado,
se cruzan.
El Hombre de Neanderthal surgió y evolucionó en Europa y Oriente
Medio hace unos 230.000 años,
presentando claras adaptaciones al clima
frío de la época (complexión baja y fuerte, nariz ancha).
El homínido de Denisova vivió hace 40.000 años en los montes
Altai y probablemente en
otras áreas en las cuales también vivieron neandertales y sapiens. El análisis
del ADN mitocondrial indica un ancestro femenino común con las otras dos
especies hace aproximadamente un millón de años.
La secuencia de su genoma ha revelado que habría compartido con los
neandertales un ancestro hace unos 650.000 años y con los humanos modernos hace
800.000 años. Un molar descubierto presenta características
morfológicas claramente diferentes a las de los neandertales y los humanos
modernos.
Los fósiles más antiguos de Homo sapiens datan de hace unos
200.000 años (Etiopía). Hace unos 90.000 años llegó al Próximo
Oriente donde se encontró con
el Hombre de Neanderthal que huía hacia el sur de la glaciación que se abatía
sobre Europa. Homo sapiens
siguió su expansión y hace unos 45.000 llegó a Europa
Occidental (Francia); paralelamente, el Hombre de Neanderthal se
fue retirando, empujado por H. sapiens,
a la periferia de su área de distribución (Península ibérica, mesetas altas de Croacia), donde desapareció hace unos 28.000 años.
Se tiene la casi plena certeza de que el Hombre de Neandertal no es ancestro del ser humano actual, sino
una especie de línea evolutiva paralela derivada también del Homo erectos Homo erg áster a través del eslabón conocido como Homo heidelbergensis. El neandertal coexistió con el Homo sapiens y quizá terminó
extinguido por la competencia con nuestra especie.
HOMO SAPIENS
Los parientes vivos más cercanos a nuestra especie son los grandes
simios: el gorila, el chimpancé, el bonobo y el orangután.
Demostración palmaria de este parentesco es que un mapeo del genoma humano actual indica que Homo sapiens comparte casi el 99% de
los genes con el chimpancé y con el bonobo.
Algunos datos de genética molecular concordantes con hallazgos paleontológicos, sostienen
que todos los seres humanos descienden de una misma Eva
mitocondrial o E.M.,
esto quiere decir que, según los rastreos del ADNmt - que sólo se transmite a
través de las madres-, toda la humanidad actual tiene una antecesora común que habría
vivido en el noreste de África, probablemente en Tanzania (dada la mayor diversidad genética allí)
hace entre 150.000 y 230.000 años[14] (ver haplogrupos de ADN mitocondrial
humano).
Estudios de los haplogrupos del cromosoma Y
humano, concluyen que por
línea paterna hay una ascendencia que llega hasta el Adán cromosómico, el cual habría vivido en el África subsahariana entre hace 60.000 y 90.000 años.
Otros indicios derivados de muy
recientes investigaciones sugieren que la de por sí exigua población de Homo sapiens hace unos 74.000 años se
redujo al borde de la extinción al producirse el estallido del volcán Toba,
según la Teoría de la catástrofe de Toba, volcán ubicado en la isla de Sumatra, cuyo estallido ha dejado como rastro el lago
Toba.
No todos están de acuerdo con esa datación. Después de analizar el ADN
de personas de todas las regiones del mundo, el genetista Spencer Wells sostiene que todos los humanos que viven hoy
descienden de un solo individuo que vivió en África hace unos 60.000 años.
Por todo lo antedicho queda
demostrado el monogenismo de la especie humana y, consecuentemente,
descartado el poligenismo, que servía de "argumento" a teorías racistas.
MIGRACIONES PREHISTÓRICAS DE HOMO SAPIENS
Junto a los hallazgos arqueológicos, los principales indicadores de la
expansión del ser humano por el planeta son el ADN
mitocondrial y el cromosoma
Y, que son característicos de la descendencia
por línea materna y paterna respectivamente.
Los humanos ya habrían comenzado a salir de África unos 90.000 años
antes del presente; colonizando para esas fechas el levante (Estos restos fósiles han sido atribuibles a tempranos Homo sapiens, pero su relación real
con los humanos modernos es muy discutible).
Australia y Nueva Guinea: la Línea de Wallace no significó para los Homo sapiens un límite insuperable
para acceder a esta región. La llegada de humanos a Australia se data hace unos
50.000 años cuando pudieron fabricar rústicas almadías o balsas de juncos para
atravesar el estrecho que separaba a Sahul de la región de la Sonda.
Europa: comenzó a ser colonizada hace sólo unos
40.000 años, se supone que durante milenios el desierto de Siria resultaba una barrera infranqueable desde
África hacia Europa, por lo que habría resultado más practicable una migración
costera desde las costas de Eritrea a las costas yemeníes y de allí al
subcontinente indio. La expansión por Europa coincide con la extinción de su
coetáneo de entonces, el hombre de Neandertal.
Oceanía: la colonización de estas islas más próximas
a Eurasia se habría iniciado hace unos 50.000 años, pero la expansión por esta MUG (macro-unidad geográfica) fue muy lenta y
gradual, y hace unos 5.000 años pueblos austronesios comenzaron una efectiva expansión por Oceanía, aunque archipiélagos como el de Hawái y Nueva
Zelanda no estaban aún poblados
por seres humanos hace 2.000 o 1.500 años (esto requirió el desarrollo de una
apropiada técnica naval y conocimientos suficientes de
náutica).
América: la llegada del hombre a América, se habría iniciado hace unos 20.000 o, al
menos, 15.000 años, aunque no hay consenso al respecto. Durante las
glaciaciones el nivel de los océanos desciende al grado que el "Viejo
Mundo" y el "Nuevo Mundo" forman un mega continente unido por el
puente de veringa.
Antártida: ha sido la última MUG descubierta por el español Gabriel de
Castilla (1603), siendo poblada desde 1904, y con población nativa desde 1978 (población chilena).
BIPEDESTACIÓN
Los Homínidos, primates bípedos, habrían surgido hace unos
6 ó 7 millones de años en África, cuando dicho continente se encontró afectado por una progresiva
desecación que redujo las áreas de bosques y selvas. Como adaptación al bioma de sabana aparecieron primates capaces de caminar fácilmente de modo bípedo y mantenerse erguidos
Para lograr la postura y marcha erecta han tenido que aparecer
importantes modificaciones:
Cráneo. Para permitir la bipedestación, el foramen magnum (u orificio occipital por el cual la médula espinal pasa del cráneo a la raquis) se ha desplazado; mientras en los simios
el foramen magnum se ubica en la parte posterior del cráneo, en el Homo sapiens (y
en sus ancestros directos) el foramen mágnum se ha "desplazado" casi
hacia la base del mismo.
Columna vertebral. La columna vertebral bastante rectilínea en los simios, en el Homo sapiens y en sus ancestros
bípedos ha adquirido curvaturas que permiten soportar mejor el peso de la parte
superior del cuerpo, tales curvaturas tienen un efecto "resorte". Por
lo demás la columna vertebral ha podido erguirse casi 90º a la altura de la pelvis; si se compara con un chimpancé se nota que al carecer este primate de la curva lumbar, su cuerpo
resulta empujado hacía adelante por el propio peso. En la raquis humana el
centro de gravedad se ha desplazado, de modo que el centro de gravedad de todo
el cuerpo se sitúa encima del soporte que constituyen los pies; al tener el Homo sapiens una cabeza relativamente
grande el centro de gravedad corporal es bastante inestable (y hace que al
intentar nadar, el humano tienda a hundirse "de cabeza")[cita requerida]. Otro detalle; las vértebras humanas son más circulares que las de los simios, esto les permite
soportar mejor el peso vertical.
Pelvis. La
pelvis se ha debido ensanchar, lo cual ha sido fundamental en la evolución de
nuestra especie. Los huesos ilíacos de la región pelviana en los Homo sapiens (e inmediatos
antecesores) "giran" hacia el interior de la pelvis, esto le permite soportar
mejor el peso de los órganos al estar en posición erecta. La citada
modificación de la pelvis implica una disminución importante en la velocidad
posible de la carrera por parte de los humanos. La bipedestación implica una
posición de la pelvis, que hace que las crías
nazcan "prematuras": en efecto, el parto humano es denominado ventral
acodado ya que existe casi un ángulo recto entre la cavidad abdominal y la vagina que en el pubis de la mujer es casi frontal, si en todos los otros mamíferos el llamado canal de parto es muy breve, en cambio
en las hembras de Homo sapiens
es muy prolongado y sinuoso, esto hace dificultosos los alumbramientos. Como se
verá más adelante, esto ha sido fundamental en la evolución de nuestra especie.
Piernas.
También para la bipedestación ha habido otros cambios morfológicos muy
importantes y evidentes, particularmente en los miembros y articulaciones. Los miembros inferiores se
han robustecido, el fémur humano se inclina hacia adentro, de modo que le posibilita la marcha
sin necesidad de girar casi todo el cuerpo; la articulación de la rodilla se ha
vuelto casi omnidireccional (esto es, puede moverse en diversas direcciones),
aunque en los monos -por ejemplo el chimpancé- existe una mayor flexibilidad de la articulación de la rodilla, lo que facilita un mejor desplazamiento por las copas de los árboles, es así que el humano a diferencia de sus parientes más próximos no
marcha con las rodillas dobladas.
Pies. En
los humanos los pies se han alargado, particularmente en el talón, reduciéndose algo los dedos del pie y dejando de ser oponible el
"pulgar" del pie (el dedo mayor), en líneas generales el pie ha perdido casi totalmente la capacidad de aprehensión. Se sabe, en
efecto, que el pie humano ha dejado de estar capacitado para aferrarse (cual si
fuera una mano) a las ramas, pasando en cambio a tener una función importante
en el soporte de todo el cuerpo. El dedo mayor del pie tiene una función vital
para lograr el equilibrio de los homínidos durante la marcha y la postura erecta; en efecto, el pulgar del pie de
un chimpancé es transversal, lo que permite al simio aferrarse más fácilmente
de las ramas, en cambio el "pulgar" del pie humano, al estar
alineado, facilita el equilibrio y el impulso hacia adelante al marchar o
correr. Los huesos de los miembros inferiores son relativamente rectilíneos en comparación
con los de otros primates.
VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LA BIPEDESTACIÓN
Permite otear el horizonte por encima de la
vegetación herbácea en busca de árboles o depredadores.
Permite transportar cosas (como comida,
palos, piedras o crías) con las manos, liberadas de la función locomotora.
Es más lenta que la marcha cuadrúpeda, pero
es menos costosa energéticamente, lo que debería ser interesante para recorrer
largas distancias en la sabana, o en un hábitat más pobre en recursos que la
selva.
Expone menos superficie al sol y permite
aprovechar la brisa, lo que ayuda a no recalentar el cuerpo y ahorrar agua,
cosa útil en un hábitat con escasez del líquido elemento.
Hace años se argumentó que la liberación de las manos por parte de los
primeros homínidos bípedos les permitió elaborar armas de piedra para cazar, lo
cual habría sido el principal motor de nuestra evolución.
Pero la bipedestación trajo una desventaja en la reproducción, ya que el hecho de pasar del cuadrupedismo
al bipedismo conllevó un cambio anatómico de las caderas, con gran reducción del canal del parto que hacía
más difícil y doloroso el alumbramiento, tal como se demuestra cuando se compara la
cadera de un chimpancé promedio con la de un Australopithecus como Lucy, quienes además presentan un tamaño de cerebro similar.
ASPECTOS MORFOLÓGICOS
Diferencias con otros primates
Cuando los ancestros del Homo
sapiens y otros muchos primates vivían en selvas comiendo frutos, bayas
y hojas, abundantes en vitamina C, pudieron perder la capacidad genética, que tiene la mayoría de los
animales, de sintetizar en su propio organismo tal vitamina. Tales pérdidas
durante la evolución han implicado sutiles pero importantes determinaciones:
cuando las selvas originales se redujeron o, por crecimiento demográfico,
resultaron superpobladas, los primitivos homínidos (y luego los humanos) se
vieron forzados a recorrer importantes distancias, migrar, para obtener nuevas
fuentes de nutrientes (por ejemplo de la citada vitamina C).
Todos los cambios reseñados han sucedido en un periodo relativamente
breve (aunque se mida en millones de años), esto explica la susceptibilidad de
nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulación
sanguínea y linfática.
Liberación
de los miembros superiores
La postura bípeda dejó libres los miembros superiores que ya no tienen
que cumplir la función de patas (excepto en los niños muy pequeños) ni la de braquiación, es decir, el desplazamiento de rama en rama
con los brazos, aun cuando la actual especie humana, de la cintura hacia arriba
mantenga una complexión de tipo arborícola.
Visión
El humano hereda de los prosimios la visión estereoscópica y pancromática (la
capacidad de ver una amplia tonalidad de los colores del espectro visible); los
ojos en la parte delantera de la cabeza
posibilitan la visión estereoscópica (en tres dimensiones), pero si esa
característica surge en los prosimios como una adaptación para moverse mejor
durante la noche o en ambientes umbríos como los de las junglas, en Homo
sapiens tal función cobra otro valor; facilita la mirada a lontananza,
el otear horizontes, en este aspecto la visión es bastante más aguda en los humanos que en
los otros primates y en los prosimios. Esto facilitará el hecho por el cual Homo sapiens sea un ser altamente
visual (por ejemplo las comunicaciones mediante la mímica), y facilitará
asimismo lo imaginario.
Especialización
Pese al conjunto de modificaciones morfológicas antes reseñadas, desde
el punto de vista de la anatomía comparada, llama la atención una cuestión: Homo sapiens es un animal
relativamente poco especializado. En efecto, gran parte de las especies
animales ha logrado algún tipo de especialización anatómica (por ejemplo los artiodáctilos poseen pezuñas que les permiten correr en las llanuras
despejadas), pero las especializaciones, si suelen ser una óptima adaptación a
un determinado bioma, conllevan el riesgo de la desaparición de
la especie especializada y asociada a tal bioma si éste se modifica.
APARICIÓN DEL LENGUAJE SIMBÓLICO
Hablar de la aparición del lenguaje humano, lenguaje simbólico, por lógica
parecería implicar que hay que hablar previamente de la cerebración, y eso es bastante cierto, pero el lenguaje humano
simbólico tiene sus antecedentes en momentos y cambios morfológicos que son
previos a cambios importantes en la estructura del sistema nervioso central. Por ejemplo, los chimpancés pueden realizar un esbozo primario de
lenguaje simbólico basándose en la mímica (de un modo semejante a un sistema muy
simple de comunicación para sordomudos).
Ahora bien, el lenguaje simbólico por excelencia es el basado en los significantes acústicos, y para que una especie tenga la
capacidad de articular sonidos discretos, se requieren más innovaciones
morfológicas, algunas de ellas muy probablemente anteriores al desarrollo de un
cerebro lo suficientemente complejo como para pensar de modo simbólico. En
efecto, observemos la oro faringe y la laringe: en los mamíferos, a excepción del humano, la laringe se
encuentra en la parte alta de la garganta, de modo que la epiglotis cierra la tráquea de un modo estanco al beber e ingerir
comida. En cambio, en Homo sapiens,
la laringe se ubica más abajo, lo que permite a las cuerdas
vocales la producción de
sonidos más claramente diferenciados y variados, pero al no poder ocluir
completamente la epiglotis, la respiración y la ingesta deben alternarse para
que el sujeto no se ahogue. El acortamiento del prognatismo que se compensa con una elevación de la bóveda palatina facilitan el lenguaje oral. Otro elemento de
relevante importancia es la posición y estructura del hioides, su gracilidad y motilidad permitirán un
lenguaje oral lo suficientemente articulado.
Estudios realizados en la Sierra de Ata puerca (España) evidencian que Homo antecesor, hace unos 800.000 años, ya tenía la capacidad, al menos en su aparato
fonador, para emitir un lenguaje oral lo suficientemente articulado como para
ser considerado simbólico, aunque la consuetudinaria fabricación de utensilios
(por toscos que fueran) por parte del Homo ha bilis hace unos 2 millones de años, sugiere que en éstos ya existía un
lenguaje oral articulado muy rudimentario pero lo suficientemente eficaz como
para transmitir la suficiente información o enseñanza para la confección de los toscos
artefactos.
CEREBRACIÓN
La cerebración y la corticalización son temas que requieren, por sí
solos, artículos propios, dado el alcance y la importancia de dichos procesos.
Aquí importa comentar de lo mínimo indispensable para comprender la evolución
humana.
La cerebración tanto como la corticalización son fenómenos biológicos
muy anteriores a la aparición de los homínidos, sin embargo en éstos, y en
especial en Homo sapiens, la
cerebración y la corticalización adquieren un grado superlativo (hasta el punto
que Theilard de Chardin enunció una curiosa teoría, la de la noósfera y neo
génesis, esto es: teoría del
pensar inteligente, que se basa en la evolución del cerebro).
El cerebro de Homo sapiens,
en relación a la masa corporal, es uno de los más grandes. Más llamativo es el consumo de energía metabólica (por ejemplo, la producida por la
"combustión" de la glucosa) que requiere el cerebro: un 20% de toda
la energía corporal, y aun cuando la longitud de los intestinos humanos
evidencian los problemas que se le presentan.
Sin embargo, aún más importante para la evolución del encéfalo parece haber sido las mutaciones en el posicionamiento del esfenoides.
Una solución parcial a esto es la heterocronía: el neonato humano está muy incompletamente
desarrollado en el momento del parto; puede decirse (con algo de metáfora) que la gestación en el ser humano no se restringe a los ya de
por sí prolongados nueve meses intrauterinos, sino que se prolonga
extrauterinamente hasta, al menos, los cuatro primeros años; en efecto, el infante está completamente
desvalido durante años, tan es así que, que entre los 2 a 4 años es cuando
tiene lo suficientemente desarrolladas las áreas visuales del cerebro como para
tener una percepción visual de su propio ser (Estadio del espejo descubierto por Jacques
Lacan en la década
de 1930). Ahora bien, si Homo sapiens tarda mucho en poder
tener una percepción plena de su imagen corporal es interesante saber que es
uno de los pocos animales que se percibe al ver su imagen reflejada (sólo se
nota esta capacidad en bonobos, chimpancés, y si acaso en gorilas, orangutanes, delfines y elefantes).
Tal es la pre maturación de Homo
sapiens, que mientras un chimpancé neonato tiene una capacidad cerebral
de un 65% de la de un chimpancé adulto, o la capacidad de Australopithecus
afarensis era en el parto de un
50% respecto a la de su edad adulta, en Homo
sapiens 'bebé' tal capacidad no supera al 25% de la capacidad que tendrá
a los 45 años (a los 45 años aproximadamente es cuando se desarrolla totalmente
el cerebro humano).
Pero no basta el desarrollo cronológico. Para que el cerebro humano se
"despliegue" por así decirlo o desarrolle requiere de estimulación y
afecto; de otro modo la organización de algunas de las áreas del cerebro puede
quedar atrofiada.
FUTURO DE LA EVOLUCIÓN HUMANA
Una línea del pensamiento asegura que la especie humana ha dejado de
evolucionar. La razón que plantea es que los avances en la ciencia ahora
permiten sobrevivir a personas que de otra forma habrían muerto (eliminación de
la presión selectiva), y también permiten una movilidad a nivel global,
diluyendo cualquier novedad genética en una población tan grande (eliminación
de la deriva genética).
Sin embargo, existen otras
posturas que consideran que son precisamente los adelantos tecnológicos los que
impulsan actualmente la evolución humana. Por una parte, se ha propuesto que el
entorno actual favorece la reproducción de las personas inteligentes,
independientemente de su fuerza física o su estado de salud. Además, es posible
que la ingeniería genética humana permita seleccionar las características
genéticas de la descendencia. Por otra
parte, también se ha propuesto que en el futuro la tecnología posibilite a las
personas vivir como seres digitales dentro de cuerpos artificiales.
CONCLUSION
En conclusión aprendimos acerca los cambios que hemos venido teniendo
desde el comienzo de nuestra existencia. La aparición del hombre en la tierra y
el conocimiento del fuego, como uno de los medios importantes del hombre primitivo; en la prehistoria que
abarca todos los hechos históricos de nuestra vida en la tierra la cual nos lleva
a conocer todos los sucesos que cambiaron un comienzo en la evolución, humana la cual nos permitió tener
los conocimientos necesarios para desarrollar un modo de conocimientos.
Desde la existencia del primer hombre en la tierra han venido cambiando
todo este sistema de eventos de las cuales las culturas que primero existieron
se adaptaron al medio en el que vivían, iniciando así una modernización que
provoco la necesidad de buscar un medio de vida para evitar cambiar de un lugar
a otro, así comenzaron las primeras poblaciones y con ello las construcciones
de las primeras ciudades de las cuales existen hasta nuestros días.
BIBLIOGRAFÍA
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